En Chile, la violencia escolar ha dejado de ser un fenómeno aislado para convertirse en una preocupación estructural dentro del sistema educativo. Según el Ministerio de Educación, los casos graves de violencia en establecimientos aumentaron en un 21% respecto al año anterior, con especial concentración en colegios que carecen de estrategias claras de liderazgo y contención. Ante este panorama, se vuelve urgente fortalecer las capacidades de los equipos directivos de las organizaciones educacionales, quienes son actores clave para conducir comunidades escolares sanas, inclusivas y seguras.

El rol del equipo directivo no se limita a la gestión administrativa: son líderes pedagógicos y agentes de cambio que deben saber diagnosticar, prevenir y actuar ante situaciones complejas como agresiones, acoso o crisis socioemocionales. Una dirección escolar bien capacitada puede marcar la diferencia entre una escuela que reproduce la violencia y una que promueve la resiliencia, la contención y la formación ciudadana. No es casualidad que el mismo informe del Mineduc identifique una correlación directa entre el liderazgo efectivo y la disminución de conflictos escolares, destacando que los establecimientos con planes de desarrollo profesional para sus líderes presentaron una reducción de hasta un 35% en situaciones de violencia reiterada.

Hoy más que nunca se requiere un liderazgo que inspire, escuche y actúe con herramientas concretas. Las políticas públicas han avanzado, pero es necesario acelerar la implementación de programas de formación especializada para directores, jefes de UTP, encargados de convivencia y sostenedores. La inversión en liderazgo escolar no es un gasto: es una estrategia de prevención y mejora educativa de largo plazo.

Es momento de actuar. Las escuelas no pueden enfrentar solas esta realidad. Capacitar a sus líderes es una medida urgente y estratégica. Hacemos un llamado a las autoridades, a los sostenedores y a las instituciones de formación para priorizar esta agenda con decisión. Un liderazgo fuerte y preparado es la base para comunidades escolares más seguras, inclusivas y humanas.