En el ámbito educativo chileno, el liderazgo de los directores escolares desempeña un papel crucial en la mejora de los aprendizajes y en la gestión efectiva de las instituciones. Diversos estudios han evidenciado que la formación continua de los directivos impacta directamente en la calidad educativa, especialmente en contextos de alta vulnerabilidad.
Investigaciones realizadas en Chile han demostrado que el liderazgo escolar influye significativamente en el desempeño de los estudiantes, explicando alrededor del 25% de la variabilidad en los resultados de evaluaciones como el SIMCE. Este impacto es aún más pronunciado en establecimientos con altos índices de vulnerabilidad, donde la gestión efectiva del director puede marcar la diferencia en el rendimiento académico de los alumnos.
Sin embargo, la capacitación de los directivos enfrenta desafíos. A pesar de que más del 70% de los directores escolares en Chile posee algún postítulo, muchos de estos programas carecen de un enfoque práctico y contextualizado, lo que limita su efectividad en la mejora de las prácticas de liderazgo. Por ello, es fundamental que la formación se centre en metodologías activas y experiencias clínicas que respondan a las realidades específicas de cada comunidad educativa.
Además, la motivación de los directores para participar en procesos de formación continua es alta, ya que reconocen la importancia de adquirir herramientas que les permitan enfrentar los desafíos diarios de la gestión escolar. Sin embargo, la planificación de su aprendizaje suele ser reactiva y no siempre responde a una autoevaluación de sus necesidades, lo que subraya la necesidad de una oferta formativa más alineada con sus expectativas y contextos.
La capacitación de los directivos escolares es esencial para el avance de una educación de calidad en Chile. Invertir en su formación no solo fortalece su liderazgo, sino que también repercute positivamente en los aprendizajes de los estudiantes y en la gestión institucional. Por lo tanto, es imperativo diseñar programas de formación que sean pertinentes, prácticos y contextualizados, que respondan a las necesidades reales de los directores y que contribuyan al desarrollo de una educación más equitativa y de calidad.
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